Director
David G. Ferreiro

T.O.: «Riaño. La Quebrada».

País: España.

Idioma: Castellano.

Año: 2019.

Duración: 6,50 minutos.

Género: Social

Formato: Cortometraje documental

Compañía de producción: Imago Bulbo – Rural Colectivo

¿Cómo filmar las ruinas de lo que fue un recuerdo? El joven realizador placentino David García Ferreiro, integrante de Imago Bulbo, colectivo surgido para la preservación del entorno natural a través de las artes, da respuesta a esta cuestión con esta pieza que corporeiza un legado que el tiempo y el capitalismo están empeñados en enterrar.

Justicia entre ruinas

Un pueblo arrancado de los brazos de sus hijos, un pueblo defenestrado y, finalmente, ahogado ante la atenta mirada de los tecnócratas. Esta es la historia de lo que ahora se conoce como Riaño «el viejo» (León), una población que, como otras localidades colindantes –Burón, Pedrosa del Rey, La Puerta, Salio, Huelde, Anciles, Vegacerneja, Escaro—, pereció expropiada primero, inundada después, por un plan hidrográfico que transformó cemento, madera y adobe en la quietud del pantano homónimo un 7 de julio de 1987. En los intersticios de esta injusticia, se cuelan diferentes historias de desesperación y duelo que convergen en una mayor de desarraigo: la de un pueblo impotente que jamás tuvo la oportunidad de réplica, un pueblo que no ha dejado nunca de mirar a ese fantasma cuyas cadenas se mantienen resonantes. Captar el recuerdo desde lo derruido rotura la nueva creación de este poeta natural-visual llamado David García Ferreiro.

Un filme articulado sobre imágenes casi inertes que adquieren vida gracias al encuadre, al formato y la dirección de fotografía. De esta manera, Riaño, la quebrada desvela otro modo de hacer justicia: edificando un nuevo recuerdo valiéndose de las ruinas, como si del cine de Franco Piavoli se tratara. Sin embargo, lo que en los fotogramas del cineasta italiano es una celebración de la naturaleza, del paisaje; en los planos de García Ferreiro es una elegía sobre un no-lugar, despojado de su esencia, de su alma, en definitiva. El cineasta placentino construye así un bello homenaje, a caballo entre el cine de Stan Brakhage y la óptica de kogonada, de una modesta Atlántida derribada por el falso progreso.

El Director

Nacido en Plasencia en 1991, David García Ferreiro, graduado en Ingeniería Forestal y del Medio Natural por la Universidad de Extremadura, halló en el cine documental una herramienta para aunar su pasión por la naturaleza y la imagen. De este modo, y tras cursar un Máster de Cine Documental en LENS Escuela de Artes Visuales e ingresar en el colectivo Imago Bulbo, comienza una carrera como realizador cuya filmografía está compuesta, por el momento, por ocho cortometrajes. Los dos más recientes, El último (2018) y Riaño, la quebrada (2019), integrados en las dos últimas ediciones del Catálogo Jara.

Ficha técnica

Dirección: David García Ferreiro.

Guion: David García Ferreiro.

Producción: David García Ferreiro, Amparo Moroño Díaz.

Distribución: Agencia Freak.

Compañía de producción: Imago Bulbo-Rural Colectivo.

Localizaciones: Riaño (León).

Dirección de fotografía: David García Ferreiro, en color.

Camarógrafo: David García Ferreiro.

Cámara: DSLR.

Aspect Ratio: 16:9.

Montaje: David García Ferreiro.

Premiere: Online, 26 de marzo 2020.

Anotaciones

«Cuando la carretera comienza a subir, las montañas empiezan a despuntar y el sol aparece entre los picos, el río Esla, atrapado por los grandes muros construidos en la historia reciente en los años 1986 y 1987, nos cuenta los saberes anegados por el agua. La construcción del embalse, que lleva el nombre de Riaño, uno de los pueblos que anegó, provocó la unión de muchos municipios en contra de los grandes intereses de las compañías hidráulicas. Movilizaciones populares se sucedieron, enfrentamientos con las fuerzas del orden, todo para evitar el desalojo de cada uno de los vecinos, de cada una de las historias de vida que en ese lugar existían y su posterior demolición. Llegó tan lejos que los militares ocuparon los pueblos durante varios meses, desalojando por la fuerza a los vecinos que rechazaban abandonar su vida. Tan perversa era la intención del gobierno, que demolió muchos de los edificios del «Viejo Riaño» a excepción de los edificios monumentales, que fueron trasladados al lugar donde se encuentra el «Nuevo Riaño», el nuevo emplazamiento de una localidad cuya historia fue sepultada por los pantanos el 31 de diciembre de 1987».
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