Cine y utopía son dos conceptos que están ligados desde sus inicios. El segundo es inmanente al primero, no obstante, siguiendo los preceptos deleuzeianos, la utopía la conforman aquellos ideales que permiten transformar la realidad política y social. Una realidad que, por otro lado, se halla en continua lucha con la contemporaneidad y que no deja de mirar al futuro con descrédito. En cierta manera, el cine, a través de los grandes autores, se ha erigido en ese faro que nos permite viajar a dicho futuro pero que, a la vez, desentraña todos los mecanismos y disfunciones del presente. Una disección fundamental para entender los tiempos, tanto pretéritos como coetáneos, y concienciar al espectador, invitarle a reflexionar. Porque, así es, la transformación se halla en la educación y el descubrimiento. La utopía, siguiendo con Platón, es un ente inalcanzable pero sí, por el contrario, vislumbrable, por momentos tangible, con un poder de atracción inigualable, como el propio corpus fílmico. Acercarnos a ella no solo es consecuencia de la naturaleza humana, sino también un deber para cada nueva generación. Solo así es posible el cambio en este mundo de tiempo efímero y formas finitas.
Teniendo esto en cuenta, superada la adolescencia del siglo XXI vivimos en un momento de constatación de la irreversibilidad de los actos humanos en materia ecológica. Como acciones paliativas nació la Agenda 2030, un conjunto de diecisiete objetivos acordados por 193 países integrantes de Naciones Unidas. Unas medidas que se revelan como la utopía de nuestro siglo; cuanto más cerca estemos de ella la posibilidad de un mejor mañana será más viable. Y, en este sentido, la concienciación y la responsabilidad del cine desde la imagen pero también como industria deben ser esenciales. Así, Extremadura Audiovisual, el área de cine y audiovisual de la Fundación Extremeña de la Cultura, a través de la Caravana de Cine y «CITIZEN2030. Encuentros Internacionales de Cine y Cooperación para el Desarrollo Sostenible», muestra y solidifica su compromiso con la sostenibilidad, eje de la transversalidad que caracterizará a esta nueva etapa de la entidad.
Para ello, y atendiendo siempre a la reflexión sobre qué ofrece la cultura alineada con la Agenda 2030 a Extremadura dentro del plan estratégico autonómico; a las oportunidades que propone la región al sector cultural, en concreto, al audiovisual, un arte en plena hegemonía social; y, cómo no, al poder de concienciación colectiva de dicho arte, se promoverán acciones ligadas a la preservación de localizaciones de rodaje e instalaciones auxiliares; y al cuidado del territorio y de los habitantes que lo conforman. Entendiendo el «Green Shooting», modelo de rodaje sostenible, y el «Green Screen», proyecto interregional para reducir la huella de carbono en la industria audiovisual, como modos de vida. No podría ser de otra forma, en el set se produce la génesis fílmica; ahora también se salvaguarda nuestro patrimonio tanto natural como urbano. La capacidad transformadora del cine debe emerger no solo desde las imágenes y las narrativas, sino también desde sus procesos primigenios; creativos y productivos. Una vez más, es nuestro deber luchar por un mundo mejor; por situarnos, si es posible, en los aledaños de ese deseo aparentemente inalcanzable llamado utopía.