Manuel Manrique
T.O.: «A Ninguna Parte».
País: España.
Idioma: Castellano.
Año: 2019.
Duración: 19 minutos.
Género: Drama familiar.
Formato: Cortometraje de ficción
Compañía de producción: Kabiria Films, Malas Compañías P.C. S.L.
El paso de la infancia a la adultez, conducción neófita mediante, es el leitmotiv del sexto cortometraje del director madrileño Manuel Manrique. Un trabajo minimalista de excelente factura técnica que aborda la deriva y las inseguridades propias de uno de los estadios más complejos de la psique humana.
El primer viaje
No existe temática más cinematográfica que el coming-of-age; en puridad, ficción que retrata el sendero fronterizo entre etapas vitales, esencialmente las que conducen al mundo de los adultos, caracterizadas por el crecimiento personal y, ante todo, un aprendizaje cuasi binario. Un género que, junto a la variante bildungsroman, ha monopolizado las historias del nuevo cine independiente norteamericano exhibido en un Sundance devenido sello o marca de agua de un estilo visual y narrativo que hace suyos el director Manuel Manrique en A ninguna parte (2019). Una obra que parte de la premisa perfecta, la primera práctica de conducción de un padre y un hijo, para abordar los principales conceptos que circundan las experiencias inherentes al final de la adolescencia: incomprensión, falsa autosuficiencia, soledad, confusión y, finalmente, responsabilidad. Una relación de tópicos teóricos bastante simple que sin embargo Manrique desarrolla con profundidad gracias a una mirada honesta, de vocación divulgativa, que apela al descubrimiento más que a la interpelación.
El realizador madrileño se apoya en la excelente interpretación de Iván Pellicer y un diseño de imagen primoroso facturado, en primera instancia, por el fotógrafo Javier de Usabel. Este último, portando un Arri Alexa Mini cuyas lentes alimentan una imagen nocturna poderosa y enigmática, reverenciando la visión de Haris Zambarloukos en el Locke (2013) de Steven Knight. Un filme con el que comparte final; también la sensación de haber vivido un viaje inolvidable. Así, A ninguna parte parece destinada a no romper el molde empero deja huella, gracias a una visión modélica y ajustada de unas sensaciones que ejercerán de basamento en la madurez. «La mala noticia es que el tiempo vuela; la buena, que tú eres el piloto», subrayaba el protagonista de Cashback (Sean Ellis, 2006). Manrique traslada esa sentencia, con talento, a imagen.
El Director
Pese a su juventud, Manuel Manrique, madrileño nacido en 1985, ya es un veterano en el sector. Tras graduarse como licenciado en Psicología en la Universidad de Madrid, se diplomó en dirección cinematográfica en la ECAM, alimentando una serie de inquietudes que le acompañaron desde su juventud. Desde entonces, ha desarrollado su carrera como ayudante y auxiliar de dirección, asistente de producción y, principalmente, realizador de cortometrajes. 2015 marcó el comienzo de esta faceta, con las piezas Kit Katy Especial 300 y Fin del bosque. Su tercera ficción, Nada que ver (2016), consiguió un notable recorrido internacional por certámenes del formato. A ninguna parte, su obra más madura, ya con el sello de su propia productora, Kabiria Films, es su sexto corto.
Equipo Técnico y Artístico
Dirección: Manuel Manrique.
Guion: Manuel Manrique.
Producción: Diego Saniz.
Compañías de producción: Kabiria Films, Malas Compañías P.C. S.L.
Distribución: Agencia Freak.
Localizaciones: Cáceres, Mérida, Carretera CC-38 destino Casar de Cáceres, Plasencia.
Dirección de fotografía: Javier de Usabel, en color.
Camarógrafo: Javier de Usabel.
Cámara: Arri Alexa Mini.
Aspect Ratio: 2.35:1.
Montaje: Pablo Barce.
Música: Alberto Torres.
Reparto: Iván Pellicer, Raúl Jiménez, Marcelo Carvajal.
Premiere: Semana de Cine de Medina del Campo 2019
Anotaciones
Miguel tiene diecisiete años y está aprendiendo a conducir dando vueltas por el barrio con su padre, José Antonio. Él es todo lo que Miguel quiere llegar a ser y el espejo donde se mira. Sin embargo esa imagen se rompe cuando José Antonio, por miedo a un control policial, abandona a su hijo solo al volante. Sin carnet, sin experiencia, y con el alma rota por la actitud de su padre, Miguel conducirá a la deriva por las calles, donde descubrirá que ser adulto y tener responsabilidades no es tan sencillo como podría parecer.
